Lejos están aquellos tiempos en los que una discográfica fichaba un artista y se encargaba de todo. Ahora la responsabilidad de llevar una carrera musical recae directamente sobre los artistas, quienes deben encargarse de todos los gastos de producción, grabación, mezcla y masterización de sus trabajos.
Los costes de una grabación profesional varían dependiendo del estudio donde se lleve a cabo la producción. Los gastos se incrementan en función de los músicos que se utilicen en una sesión, el productor musical y la cantidad de horas requeridas para obtener una copia del disco. De cada vez más los artistas optan por grabar pocos temas (cuatro o cinco) y sacar lo que se llama un EP, y de cada vez más no sacan una edición física y publican los temas en plataformas digitales como SoundCloud, iTunes, Deezer, y Spotify, entre otros.
El objetivo actual de un artista que quiere vivir de su música no es tanto el de vender discos, sino que consiste en promocionarse y en promocionar tres o cuatro singles durante unos meses para conseguir conciertos. Aunque Internet y las redes sociales son hoy en día un gran recurso de apoyo para conseguir esto, las emisoras de radio siguen siendo el recurso líder para posicionar al artista y a sus temas. Lo habitual es llegar a un acuerdo con la emisora (o con el presentador directamente en el caso de las radios independientes) para posicionar un tema (se suelen necesitar tres meses para ello), y en una segunda fase, una vez posicionado el tema, se pasa a una gira de medios (radio, TV, revistas, etc).
El sistema que emplean muchas emisoras es el de los "quesitos de colores". Partiendo de un círculo que simboliza una hora, se divide en diferentes partes y se colorean para diferenciar ´las canciones que deben poner los locutores según la selección de la productora (que previamente decide según su criterio y el pago del productor del grupo o cantante al que se le promociona). Por ejemplo, en 1995 costaba 5 millones de pesetas (30000€) que pusieran un tema cada media hora en la cadena más importante del país en esos momentos. Esto funcionó así hasta 2005, aproximadamente. A partir de 2005 cambiaron los modelos de financiación de las cadenas y empezaron a centrarse en los ingresos por cuñas publicitarias.
No voy a entrar en si se paga hoy en día, qué se paga. No todo el mundo paga. Y desde luego ya no se manejan las cifras que se manejaban en 1995. A veces a la emisora le interesa tener una exclusiva y hacer caja con la publicidad. A veces son las marcas de publicidad las que se unen a un artista y las que negocian las emisiones, seguidas de una cuña promocional. A veces los presentadores son amigos o fans de los músicos y contribuyen desinteresadamente a que los artistas tengan más espacio dedicado en sus programas. A veces simplemente sucede que les llega por mail una pista que les gusta y la emiten.
Sea como sea, diseñar y ejecutar una campaña de marketing para un producto musical no es nada fácil, así que cuidad mucho de vuestros amigos periodistas y de vuestro jefe de prensa!
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